Hoy en día, con la creciente importancia del talento como valor para las organizaciones, se habla mucho de cómo atraer a la mejor gente y como retenerla. Es decir de “qué hacer”. En este caso, os proponemos 10 cosas que no debes hacer si quieres que el talento no se escape de tu empresa.
- Tratar a todos por igual. Puede sonar bien, pero la realidad es que tus empleados NO son iguales. Algunos son mejores por que producen más y mejores resultados, y no todos necesitan del mismo trato y sensibilidad. Ahí está la capacidad de cada empresa para adaptarse. Lo importante no es tratarles igual, sino tratarles justamente.
- Tolerar la mediocridad. No se trata de combatir a los mediocres, sino a la mediocridad. Hacer que todos busquen activamente su máximo potencial independientemente de cual sea este. Si la mediocridad se hace un hueco, puede que toda la plantilla se vuelva mediocre por inercia, y aquellos que no deseen entregarse a esta huirán.
- Funcionar con reglas estúpidas. No quiere decir que no haya reglas. Se trata de no tener reglas ESTÚPIDAS. Los buenos empleados quieren tener buenas guías y una buena dirección, pero no quieren tener esas reglas que se meten en medio de su trabajo o que entran en conflicto con los valores de la empresa. Coherencia.
- No reconocer las aportaciones y el desempeño excelente. Punto crítico. Si quieres que un resultado se repita recompénsalo inmediatamente. Hay que ser sensibles a la naturaleza del trabajo y de la propia recompensa, lo cual complica un poco el tema pero eso lo veremos otro día.
- Obviar la diversión en el trabajo. ¿Dónde está la regla escrita que dice que el trabajo ha de ser serio? Si la encuentras, rómpela en pedazos y písala fuerte, pues es enormemente contraproducente ( y seguramente disfrute y se ría). El lugar de trabajo debe ser divertido. Has de buscar activamente maneras de hacer del trabajo un lugar emocionante que genere confianza y camaradería, que haga felices a tus trabajadores y les motive a volver al día siguiente con fuerza renovada e ilusión.
- No informar bien a tu gente. Has de comunicar no solo lo bueno, sino también lo malo y lo feo. Si no lo cuentas tú, el rumor hará estragos…
- Dirección con pinzas. No digas solo qué quieres y para cuándo lo quieres. Trata de dar al trabajador la posibilidad de comprender por qué es necesario hacerlo y por qué su trabajo es importante. Además ayúdales a hacerlo y pregúntales sobre su propio trabajo y cómo creen que pueden hacerlo mejor.
- No elaborar una estrategia de retención del talento. Has de tener muy claro cuáles son las claves del talento en tu empresa, y planificar las acciones a llevar a cabo para garantizar la satisfacción y retención de estos. Esta carencia puede suponer un gran problema una vez se presente la fuga.
- No escuchar: Vivimos en un mundo en red, no escuchar es casi sinónimo de estar muerto o condenado. Necesitas saber por qué tu gente se va. Siempre que alguien decida abandonar tu empresa no olvides tener una entrevista con él tratando de aclarar y esclarecer los puntos a mejorar en opinión del que ha sido tu empleado, pos supuesto manteniendo la mente abierta y aceptando las críticas.
- Hacer de tu programa de bienvenida algo tedioso. Es curioso ver como muchas empresas malgastan los 60 primeros días en los que un empleado es más propenso a verse impactado por la actividad de la empresa en trámites burocráticos y procedimientos estándar. Estos días son críticos en la “decisión de compra” de tu empleado y serán en una referencia sobre lo que puede esperar de la compañía.
Si estás haciendo alguna de estas cosas ya sabes, puedes probar a consultar a tus empleados, puedes directamente cambiarlas, o puedes esperar a ver como los empleados huyen en el momento que tengan la oportunidad. En tus manos está.